SOCIALISTAS Y LIBERALES CONTRA TRUMP
Por Theo Belok.
La guerra arancelaria ha sido particularmente atacada por sectores de izquierda radical globalista, así como por la derecha económica liberal que, hasta hace poco, apoyaba a Trump.
La mayoría de estos críticos omitió las razones profundas por las cuales se impulsan estas políticas y los fundamentos que hay más allá de lo que está en boca de todos. Esto se debe a que las concepciones ideológicas dominantes no pueden explicar aquello para lo cual no fueron diseñadas.
La izquierda globalista ve en Trump a un magnate multimillonario que, en su supuesta lucha de clases, defiende a los ricos con políticas arancelarias, sumergiendo al pueblo trabajador en una espiral inflacionaria —que, por cierto, no existe—. (La inflación está en 1.3% y, en su primer mandato, no superó el 2%).
Por su parte, la mayoría de los liberales económicos ve la política arancelaria de Trump como un oscuro retorno al proteccionismo y el fin del libre comercio.
A pesar de ello, unos pocos liberales conservadores que aún lo respaldan pretenden tapar el sol con un dedo y, frente al evidente resurgimiento del nacionalismo económico, acuden simplemente a la negación de que Trump fuera proteccionista. Su política arancelaria es minimizada como un epifenómeno de una estrategia negociadora para aumentar el libre comercio. La idea es retratarlo como un liberal, aunque sea de manera forzada.
En rigor de verdad, el presidente norteamericano ha defendido de manera explícita su amor por los aranceles en numerosas oportunidades y literalmente mencionó su postura a favor del nacionalismo económico, como supe compartir en otros artículos y videos. Y, por supuesto, Trump es un gran empresario y negociador nato. Está tratando de obtener ventajas en el comercio mundial, ventajas para su país, no ventajas individuales. Conceptos como el interés nacional y la independencia económica nacional son incomprensibles para ideologías colectivistas (comunistas) e individualistas (liberales).
En los hechos y a la vista de todos, socialistas y liberales están jugando a favor de China y los globalistas.
Si hay algo más lamentable que la desinformación, es la falta de honestidad intelectual al intentar adaptar los hechos a un ideal, en lugar de ajustar ese ideal para que se alinee mejor con la realidad. Ciertas ideologías deberían admitir sus limitaciones conceptuales que no pueden explicar ciertos fenómenos y que, de "mejorar" el enfoque, ya dejarían de ser lo que son.
Trump ha demostrado que es posible defender a los trabajadores sin ser socialista, que es posible defender el comercio y la propiedad privada sin ser liberal económico.
Hay otras perspectivas más allá de esa falsa oposición. Es por esta razón que ha causado tanta disonancia cognitiva en sectores ultraideologizados. Trump es disruptivo porque es un patriota pragmático y antiglobalista.
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